En la actualidad, solo los descendientes de esas 1306 víctimas tienen opción a ser inhumados en este camposanto.
Las estaciones de metro más cercanas son Nation y Picpus.
Los sepultureros utilizaban la capilla del antiguo convento como oficina para inventariar las ropas de las que despojaban a los decapitados.
Esto, sumado al suelo arcilloso del lugar, que pudría la sangre, provocaba un espantoso hedor.
El baño de sangre cesó cuando el propio Robespierre fue decapitado y el jardín se clausuró.
Sobre este incidente, el escritor francés Georges Bernanos escribió la novela Diálogos de Carmelitas, y el compositor Francis Poulenc compuso la ópera homónima.
En 1805 se instaló en Picpus una comunidad religiosa dirigida por la madre Henriette Aymer de la Chevalerie y el abad Pierre Coudrin.
En el prospecto que se entrega a los visitantes del cementerio se explica que «por deseo de los fundadores, aquí se reza (…) no solamente por las víctimas, sino también por sus verdugos, víctimas a su vez de una de las primeras manifestaciones del totalitarismo opuesto a toda dignidad humana.
El marqués de La Fayette, general del ejército estadounidense, mariscal del ejército francés y diputado por Seine-et-Marne está inhumado en este cementerio junto a su esposa, Adrienne de Noailles, cuya madre, Henriette d'Aguesseau, abuela, Catherine de Cossé-Brissac, y hermana, Louise de Noailles, figuran entre los guillotinados y arrojados a las fosas comunes en 1794.
[5] Las mujeres embarazadas, los enfermos graves y los niños permanecieron en el Hospital Rothschild, que se convirtió en una extensión del campo de Drancy, fuertemente vigilado y rodeado de alambradas.