Cecilia Barriga

[3]​ En su primer trabajo, "Entre actos" (1982) experimenta con el videoarte, un género que -según Barriga- se estaba empezando a conocer en España ignorado todavía por la gran mayoría de especialistas y académicos relacionados con el mundo audiovisual.

propone a distintas mujeres de la ciudad la reflexión que constata la dificultad para definir un concepto aparentemente fácil y culturalmente acotado.

En 1988 Barriga regresa por primera vez a Chile con una cámara y rueda el documental Chile, por qué no sé en el que muestra los momentos de exaltación en Chile tras la victoria del “No” ante el plebiscito nacional convocado por Augusto Pinochet y la vuelta del país a la democratización en 1989.

El espectador se ponía en un punto de luz desde donde debía mirar la proyección y a su vez él se veía reflejado en otra columna formada por dos espejos del mismo tamaño y puestos a la misma altura de los monitores que debía contemplar.

En Pekín no fue un sueño (1995), documenta la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer convocada por Naciones Unidas en Beijing.

Con un vídeo proyector portátil se paseó por las calles haciendo proyecciones sobre las montañas blancas de nieve que tapaban los coches con imágenes del sol y las aguas caribeñas de Cuba.

En el fondo -ha explicado Barriga sobre la obra- era sugerir con un simple acto, que en circunstancias extremas una gran ciudad con tanto poder como Manhattan, podía ser tan vulnerable a necesitar ayuda de otros lugares mucho menos poderosos y más pobres como Cuba, con su calor y su energía natural.

[3]​ Durante la década de los 2000 seguirá con la videocreación, aunque el tono del mensaje se volverá más íntimo y autobiográfico.

La imagen es siempre este viaje y nunca descubrimos el interior del tren.

(Se acabó el tiempo), su primer largometraje protagonizado por la argentina Leonor Benedetto.

Desde una posición queer, este documental propone una reflexión sobre la cuestión de género y el transgénero como categorías en constante modificación.

Lloro (2004), es una videoinstalación con dos grandes pantallas confrontadas en la que se muestra a la propia autora llorando frente a la cámara sobre todas las situaciones y momentos que la han marcado.

El vídeo busca los procesos ocultos por los que ésta se desencadena.

… Durante siglos lo femenino ha sido tratado por el poder como una identidad pobre y débil.

Como ese niño indígena, también habitante de una periferia, en este caso la del desarrollo.

En los tres casos aparecen retóricas y referencias a un feminismo práctico.