Más tarde fueron retomadas durante el siglo XVIII, quedando finalmente inacabada.
Está dividida en cuatro cuerpos y cinco calles, que constituyen un auténtico retablo en piedra.
El retablo mayor, de estilo barroco, es del siglo XVII.
La reja del coro es de hierro forjado en estilo plateresco, y se atribuye a Juan Bautista Celma.
Está coronada por una imagen de la Santísima Virgen y alberga en su interior la espléndida sillería del coro que antes se encontraba en la Catedral Vieja.
Está hecha en madera de nogal y sobresalen en ella la silla del Obispo, que se halla en el centro, y también dos más a ambos lados de esta, dedicadas a los Reyes Católicos.