Los ingleses lograron conquistar la isla en 1708, pero no fue hasta 1714 que estuvo bajo su soberanía.
Por eso, cuando faltó la defensa naval, Menorca no pudo resistir el ataque, ya que la guarnición de la isla requería de 6000 a 10 000 hombres, y la guarnición inglesa sólo contaba con 2000 a 3000.
En 1798 Menorca fue conquistada nuevamente por los ingleses, que reconstruyeron el castillo de San Felipe, pero en 1802 Menorca retornó definitivamente a España, después de haberse firmado la paz de Amiens, y los ingleses abandonaron la isla dejando el castillo a medio reconstruir, el cual se volvió a demoler por orden de Carlos IV en 1805, dejando únicamente las baterías necesarias para la defensa del puerto.
La posición del castillo facilitó las comunicaciones españolas con Italia durante los siglos XVI y XVII y más tarde, durante la ocupación británica de Menorca, sirvió como arsenal naval de apoyo a la otra colonia británica en territorio español: Gibraltar.
Recientemente se han abierto al público parte de estas instalaciones.