Fortaleza de San Carlos de Perote

Durante la guerra de Independencia sirvió de resguardo para los regimientos de España, posteriormente albergó al primer Colegio Militar y se mandó destruir en la década de 1850 sin éxito, para permanecer abandonada hasta la época posrevolucionaria cuando fue habilitada como cárcel estatal hasta 2008 cuando se empezó a acondicionar como museo; sin embargo actualmente no recibe ningún mantenimiento por parte del gobierno.

El edificio tardo siete años en construirse siendo terminado en 1777 por el Virrey Antonio María de Bucareli y Ursúa.

Abierta la averiguación correspondiente a casos como éste, se llegó al conocimiento de los hechos siguientes: Los dos soldados llevaron en vida, respectivamente, los nombres de Francisco Ferrer y Jaime Castells, ambos de origen catalán; eran rivales en amor, pues ambos amaban a la misma mujer, la hermosa “Olalla de Olot” y estando de guardia en el Castillo, al hacer su último cuarto de centinela, durante el paseo se encontraron y tal vez sin mediar palabra, impulsados por los celos, se atacaron mutuamente con furia e hiriéndose mortalmente.

Sus cuerpos, atravesados los pechos por las bayonetas, cayeron enlazados en un abrazo eterno, permaneciendo así hasta que fueron descubiertos.

El delito cometido por estos hombres, que abandonaron su importante servicio, poniendo en peligro la integridad del Castillo, por una parte, y la existencia de todo el Cuerpo de Ejército, por la otra, al dejar sin vigilancia el punto encomendado a su cuidado, por dirimir una cuestión completamente personal, estaba castigado en los Códigos militares con la pena de muerte, sentencia que ya no era posible cumplir.

La fortaleza de San Carlos de Perote.