Se halla rodeado de lagos artificiales, poco profundos, destinados a frenar el avance enemigo e impedir los ataques subterráneos.
Inicialmente Enrique III de Inglaterra (1216-1272) medió en la disputa, enviando a un obispo para que se encargara temporalmente del control del castillo hasta que se solucionara la disputa.
Sin embargo, Gilbert pronto volvió a tomar el control del castillo.
A finales del siglo XIV, la familia se mudó a un lugar más cómodo y la mayor parte del castillo fue abandonada como fortaleza.
Loa siguientes propietarios realizaron obras de mantenimiento, Richard Beauchamp (muerto en 1439), Ricardo Neville (muerto en 1471) y Jasper Tudor (muerto en 1495), probablemente debidas a su estratégica utilidad, pero esto se fue agotando poco a poco a finales del siglo XV.