El caso continua sin resolver y los cuerpos de las adolescentes nunca fueron encontrados.
Ella y su madre se habían mudado recientemente a España, a Aguilar de Campoo, donde vivían algunos familiares maternos, después de que sus padres se separaron.
[2] Manuela era hija única y Virginia tenía tres hermanos, uno de los cuales años más tarde profesaría como sacerdote.
[2] Se cree que cuando salieron del local, estando cerca de una fábrica de galletas en Reinosa [4] y siendo en torno a las 21:00 horas, decidieron regresar a casa haciendo autostop al descubrir que ningún tren pasaba ya.
[6][7] La testigo de aquel instante, Esperanza L., recuerda cómo fue el momento en el que las niñas subieron al vehículo.