Este artilugio, encuadrado en el arte popular, existe al menos desde principios del siglo xviii puesto que en 1726 Jacob Leupold describió un higrómetro de este tipo indicando que el mismo había sido fabricado varios años antes.
[14] Las casitas del tiempo consisten generalmente en una miniatura de una vivienda tradicional de la Selva Negra[15]: 6 o los Alpes suizos[16] (similar a un reloj de cuco),[17] con dos aberturas en la parte inferior y una barra a la que se encuentran sujetas dos figuras humanas frecuentemente ataviadas con el traje típico bávaro (principalmente el de Gutach,[18] aunque también pueden vestir el lederhosen y el dirndl),[16] hallándose por lo general un hombre a la derecha y una mujer a la izquierda y saliendo una u otra a través de los orificios en función del grado de humedad: si este es bajo sale la figura de la mujer, conocida en alemán como «Sonnenfrau» («mujer sol»), mientras que si es elevado sale el hombre, llamado «Regenmann» («hombre lluvia»),[11][12] el cual luce en ocasiones un abrigo y un paraguas (la mujer suele llevar el característico sombrero de pompones rojos que la identifica como soltera).
[23][24] La variación afecta también a las figuras, las cuales pueden representar niños, parejas de novios[25] e incluso animales,[26] con numerosos anuncios entre las décadas de 1960 y 1990 describiendo al hombre como un viejo gruñón llamado Herr Hans o Herr Humperdinck y a la mujer como su hija Brunhild o Brunhilde:[4][6]: 44 [7][8]: 41 [9]: 41 [15]: 6 Las casitas del tiempo han aparecido en multitud de ámbitos más allá de las artesanías.
[29] Del mismo modo, en el cine resalta el largometraje Weather House (2017), cuyo título constituye una referencia a las casitas del tiempo,[30] y el corto animado dirigido por Horst von Möllendorff Povětrnostní domeček (1944),[31] mientras que en la televisión destaca la serie de animación The Brollys (1990-1991), donde se relata la historia de un niño que es transportado mágicamente todas las noches a la casita del tiempo colgada en la pared de su dormitorio.
[13] Por último, en lo que respecta a la literatura, destaca el apéndice del segundo volumen de la obra de William Hayley The life and posthumous writings of William Cowper (1803), donde figuran las siguientes líneas bajo un grabado de una casita del tiempo realizado por William Blake: