Aliméntalo 16 caños, o en los ochavos y los otros 8 en una torrecilla muy hermosa que hay en medio del estanque, a que se entra por una puerta guarnecida de barandilla de madera.
Es de figura aovada, hay tres leones, un tigre, un oso y algunos lobos".En 1651, el escritor y filósofo jesuita Baltasar Gracián escribió en su novela El Criticón una escena en la que Critilo busca a Andrenio por la corte, a quien cree convertido en bruto: "¿Qué tal sería que estuviese entre los leones y tigres del Retiro?".
Durante el siglo XVIII la fauna del zoo provenía fundamentalmente de Hispanoamérica, enviada por los virreyes, y se componía de guacamayos, tucanes, ocelotes, pumas, serpientes, caimanes, monos... e incluso un elefante regalo del gobernador de Filipinas, que llegó andando a Madrid desde Cádiz, donde había desembarcado.
El vandalismo del público y los gastos de mantenimiento obligaron a hacer subastas de animales sobrantes para conseguir recursos y hacer nuevas adquisiciones generalmente a tratantes vinculados al mundo del circo.
La forma de llevar Cabañas el negocio del zoológico le hizo muy popular.
[5] La llegada de Cecilio Rodríguez, jardinero mayor del Ayuntamiento, dio un nuevo ambiente a la zona.
Cinco años después se incrementó la fauna con avestruces, cebras, elefantes, antílopes, osos polares y un hipopótamo.
[6] Con la proclamación de la Segunda República, el nuevo ayuntamiento democrático destituyó a Cecilio Rodríguez y la Casa de Fieras atravesó un serio estancamiento, que se agudizó con la Guerra civil, llevándola casi a su desaparición.
Durante la contienda murieron de inanición varias fieras y otras se sacrificaron para el consumo humano.
La Casa de Fieras se hizo tan popular que algunos días festivos se alcanzaban los 20 000 visitantes, llegándose a más del millón y medio de visitas en 1967.