Las construcciones fueron realizadas por la Società Costruttori di Vanchiglia, a la cual se sumó el arquitecto Alessandro Antonelli, futuro diseñador de la emblemática Mole Antonelliana.
Después de que fracasaran las negociaciones para adquirir el terreno limítrofe, quizá para ganar una apuesta o quizá como reto, pese a la exigua superficie de la parcela decidió construir en ella un inmueble de renta con un apartamento en cada planta, recuperando en altura lo que no se podía aprovechar en anchura.
Esta restauración afectó a las nueve plantas del edificio y lo transformó en una única vivienda.
[5] La fachada trasera, opuesta a la Via Giulia di Barolo, carece completamente de ventanas, mientras que, observándolo desde el Corso San Maurizio, el edificio presenta una ligera inclinación hacia la calle adyacente.
Por ello, para efectuar mudanzas se instaló originalmente una polea en la última planta.
En los alrededores, al otro lado del Corso San Maurizio, en la Via Vanchiglia 8, esquina con la Via Verdi, se encuentra el Palazzo Birago di Vische, que también tiene una planta con forma de trapecio, aunque no tan estrecha.
Debido a esta similitud, fue apodado fetta di formaggio («rodaja de queso»).
Alessandro Antonelli estudió durante algunos años la adición de una nueva planta, que sin embargo no sería efectuada por él, sino en 1854 según el proyecto del arquitecto Trocelli.