Cada perro tiene un número, lleva un bozal ligero y va vestido con los colores distintivos del propietario.
Todos los perros salen al mismo tiempo de unos compartimientos independientes que se abren a la vez.
En cuanto ven la liebre, su instinto les impulsa a correr tras ella y empieza la carrera.
El deporte surgió en su forma moderna, con pistas circulares u ovaladas, una liebre artificial como presa y apuestas en los Estados Unidos durante los años 1920.
En 1926 fue introducido en Gran Bretaña por un estadounidense, Charles Munn, junto al mayor Lyne-Dixon y el brigadier general Critchley.
Al igual que muchos otros deportes, las carreras de galgos ganaron gran atención tras la Segunda Guerra Mundial.