Charlotte Corday

Fue así como se codeó con Buzot, Salles, Pétion, Valady, Kervélégan, Mollevault, Barbaroux, Louvet, Giroust, Bussy, Bergoing, Lesage, Du Chastel y Larivière.[cita requerida] Alphonse de Lamartine, en su «Histoire des Girondins», libro 44, escribió: Por celos o desconfianza, Albertine obedeció con repugnancia y entre gruñidos.Introdujo a la joven muchacha en la pequeña habitación donde se encontraba Marat y dejó, al retirarse, la puerta del pasillo entreabierta para oír la menor palabra o el menor movimiento del enfermo.Un tablero mal colocado, apoyado sobre la bañera, estaba cubierto con papeles, cartas abiertas y escritos comenzados.Sostenía en su mano derecha la pluma que la llegada de la extranjera había suspendido sobre la página.El cabello graso, rodeado por un pañuelo sucio, la frente huidiza, los ojos descarados, la perilla destacada, la boca inmensa y burlona, el pecho piloso, los miembros picados por la viruela, la piel lívida: tal era Marat.De pie, bajando los ojos, las manos pendientes ante la bañera, esperó a que Marat la interrogase sobre la situación en Normandía.Se encontró, entre otras cosas, bajo sus prendas de vestir, una hoja de papel doblada en ocho partes en la que había sido escrito:[cita requerida] ¿Hasta cuándo, oh malditos franceses, os deleitaréis en los problemas y las divisiones?Fue encarcelado por la ofensa a la entereza que hasta ese momento había mostrado la condenada.
Charlotte Corday (1899), Óleo sobre lienzo de Arturo Michelena .
La muerte de Marat (1860),
Óleo de Paul-Jacques-Aimé Baudry
Musée des Beaux-Arts, Nantes.
La muerte de Marat , de Santiago Rebull