Carlos de Dios Murias
Fiel al estilo pastoral de su obispo Enrique Angelelli caracterizado por la opción preferencial por los pobres, fue el propio Angelelli quien se refirió a ambos como «mártires» en la misa previa a su entierro.Así, Carlos cursó la escuela superior en el Liceo Militar General Paz de Córdoba.[3] Se vinculó crecientemente con la Orden de Frailes Menores Conventuales: ingresó en 1965 e hizo el noviciado y la profesión simple en 1966.Luego de iniciada la dictadura militar de 1976, Murias comenzó a recibir avisos y citaciones en los cuarteles, donde los soldados explicaban que «La tuya no es la Iglesia en la que creemos».[8] Al fraile le habían arrancado los ojos y mutilado las manos antes de morir.Por disposición de las autoridades militares, el comunicado del Obispado informando del suceso no pudo ser difundido en los diversos medios de comunicación, ni siquiera como aviso fúnebre.[13] El 7 de diciembre de 2012 el Tribunal Oral Federal de La Rioja, integrado por los jueces José Quiroga Uriburu (presidente), Jaime Díaz Gavier y Carlos Lascano, condenó a prisión perpetua al excomandante del ejército Luciano Benjamín Menéndez, el ex vicecomodoro Luis Fernando Estrella y el exjefe policial Domingo Benito Vera por crímenes de lesa humanidad cometidos en esa provincia durante la última dictadura militar, al encontrarlos culpables por los homicidios de los sacerdotes Carlos Murias y Gabriel Longueville.[10] En efecto, el delegado episcopal para las Causas de los Santos, monseñor Santiago Olivera, informó en 2013 desde Roma a la Agencia Católica de Noticias que el proceso del padre Murias estaba aún en su fase diocesana, consistente en la recolección de evidencia y testimonios sobre su figura, y que recién al concluirse se enviaría a la Santa Sede.