Carlos Ribera Sanchís

Muestra desde muy joven grandes dotes artísticos, notablemente dibujando en 1920 la cogida y la muerte del famoso torero Joselito.

Al mismo tiempo que ejerce su actividad profesional de Odontología (lo que asegurara su independencia económica toda su vida), empieza un periodo de gran actividad artística : expone sus cuadros y numerosos dibujos, prueba el Cubismo, el Surrealismo y el Impresionismo.

Expone sus obras en diferentes exposiciones, entre ellas la bienal Hispano-Americana de arte (1951), consiguiendo premios.

Organiza y participa a numerosas exposiciones y actividades culturales (como el festival festival internacional del cine), Esta posición le permite favorecer la emergencia de nuevas corrientes artísticas, como la del escultor Eduardo Chillida.

Trata esta temática generalmente clásica con su sensibilidad propia, utilizando pinceladas espesas y vigorosas; llega a un estilo figurativo muy personal cuyo objetivo fundamental es la percepción de la luz en toda su sutileza, y que necesita un cierto esfuerzo de abstracción para apreciarse plenamente.

Personalidad atípica, Carlos Ribera ilustra las vicisitudes del mundo artístico en la España del siglo XX, conociendo a la vez el clasicismo y el vanguardismo antes de definir su propio estilo.