Carlos Díaz de Mendoza
Ello le permitió estrenar obras de los mejores dramaturgos españoles del momento como Jacinto Benavente (La vestal de Occidente, 1919),[1] los Hermanos Álvarez Quintero (La calumniada, 1919),[2] Pedro Muñoz Seca (El último pecado, 1918),[3] los Hermanos Machado (Desdichas de la fortuna o Julianillo Valcárcel, 1926),[4] Luis Fernández Ardavín (El doncel romántico, 1922;[5] La vidriera milagrosa, 1924).Actor pionero del cine español, su primera película fue La chica del gato, versión de la obra homónima de Carlos Arniches.[6] A principios de los años 30 se instala con su esposa en Estados Unidos, contratados por la 20th Century Fox[7] para rodar versiones en castellano de películas de Hollywood para el público hispanoparlante, práctica habitual en los inicios del cine sonoro.Allí grabaron Sarah and son (1930), La carta (1931) y La fiesta del diablo (1931).De regreso a España, tras la retirada de los escenarios de su esposa y la Guerra civil, en los años 40 formó compañía con la actriz Rosario García Ortega y continuó trabajando en teatro hasta finales de la década cuando retomó con fuerza su carrera en la gran pantalla.