Carlos Cerda (escritor)

Regresó a Chile en 1985 y se integró en el Teatro Ictus.Cuentista y dramaturgo, fue con Morir en Berlín —su segunda novela aparecida en Chile en 1993; la primera la había publicado en alemán en el exilio 15 años antes— que se consagró como uno de los escritores «más sólidos del Chile de la transición».[3]​ Esta novela forma parte de una trilogía, junto con Una casa vacía (1996), que llevará al teatro junto al actor y profesor Raúl Osorio, y Sombras que caminan (1999).[5]​ Póstumamente, su viuda, la filósofa y pintora Mariana Herrera, entregó a Alfaguara materiales que estaban en el computador de Cerda.[5]​ El escritor Álvaro Bisama ha dicho que «la prosa de Cerda (elaborada, personal a pesar de su cuño donosiano) siempre jugó a cierta honestidad nostálgica que lo hacía un escritor tardío pero necesario, que escribía a contrapelo de las modas y razonaba con una ética propia no siempre cómoda».