Carlisle nació en Londres, Inglaterra, alrededor del año 1640 aunque las fechas no se señalaban con mucha precisión en aquella época, al menos no para la gente común se sabe que fue durante el gobierno de Cromwell.
Cuando los protestantes subieron al poder, se unió con entusiasmo a la persecución desatada contra los católicos y personas de otros credos.
Encabezó partidas de caza contra brujos, licántropos y vampiros.
El pastor puso a su obediente hijo al frente de las brigadas cuando creció.
En aquellos días, cuando los monstruos no eran meros mitos y leyendas, esa era la forma en que debían vivir.
Carlisle oyó como alertaba a los otros en latín cuando detectó el efluvio del gentío.
La criatura podía haberlos dejado atrás con facilidad, pero se dio la vuelta y los atacó.
Primero se abalanzó sobre él, pero le hizo frente para defenderse y había otros muy cerca a quienes atacar.
Se arrojó desde grandes alturas, e intento ahogarse en el océano, pero nada dio resultado, ya que en esta nueva vida era más fuerte y más resistente ante los peligros y ante la muerte.
Podía vivir sin ser un demonio y de nuevo se halló a sí mismo.
Estudiaba de noche y trazaba planes durante el día.
Eran mucho más civilizados y cultos que los espectros de las alcantarillas londinenses.
Llegados a ese punto, Carlisle decidió probar suerte en el Nuevo Mundo.
Pero rehuía el ansiado compañerismo al no poder arriesgarse a un exceso de confianza.
La llevaron directamente a la morgue del hospital, aunque, nadie sabe cómo, su corazón seguía latiendo.
Pero ella nunca fue más que una hermana para él y solo 2 años después encontró a Emmett.
Lo llevó durante 150 kilómetros hasta Carlisle porque temió no ser capaz de hacerlo por sí sola.
Rosalie vio algo en sus facciones que le dio suficiente entereza, y están juntos desde entonces.
A veces viven separados de los demás Cullen, como una pareja casada.