En la actualidad, las investigaciones respaldan el uso del gentilicio carcabulense frente a alcobitense, y afirman que la ciudad romana era Ipolcobulcula en vez de Cárruca.
[5][10][11] Lo que no está claro es cuál es el origen de estos topónimos árabes, habiendo varias hipótesis al respecto.
Para Celdrán, contendrían la terminación bod / bodoi pero perdiendo previamente la d, por tanto, aludirían a un lugar húmedo o charcal.
[12][13] En cambio, el médico e historiador arabista Antonio Arjona Castro y el sacerdote e historiador José Oliver y Hurtado junto con su hermano Manuel, también académico, proponen que estos topónimos árabes derivan del topónimo romano Ipolcobulco.
Por tanto, según esta hipótesis el topónimo Carcabuey estaría relacionado con una hoya de tierra.
[11][14] Osuna, además del historiador y arqueólogo José Antonio Morena López, también defendieron el uso de este nuevo gentilicio.
Aunque con menos altitud que las tierras que le circundan, resguardan y aíslan, este deprimido pasillo de materiales calizos anárquicamente levantados en el Tarciario, constituye, por su relieve áspero, montañoso y accidentado, un ejemplo representativo del subbético cordobés.
Los primeros productores, los autores del Neolítico, escogieron lugares muy diversos, desde las cumbres poco accesibles de las sierras cercanas, hasta las tierras más bajas.
En el sector agrario hay que destacar la importante presencia de tierras no labradas.
En los últimos años está arraigando una industria de la confección, que tiene en su dependencia exterior su mayor problema.
Existen tres vinos en este municipios bajo la denominación Montilla-Moriles que son Doña Mencía, Lucena y Cabra.
Mención aparte merece los flamenquines que se pueden degustar en el bar Carruca.