Caracas de mil y pico

Caracas de mil y pico es un libro escrito por el escritor y periodista venezolano Lucas Manzano (1886-1966), publicado en 1946 por la editorial Cultura, en Caracas, como segundo volumen de su obra Tiempos Viejos.

Prologado por Pedro Sotillo y con una ilustración interna de retrato sobre el autor atribuida a Lasalle.

También menciona breves anécdotas de este pueblo relacionadas con gobernantes venezolanos posteriores como Antonio Guzmán Blanco y Cipriano Castro.

También un relato que relaciona al general Antonio Guzmán Blanco con el emperador Napoleón III en su visita de 8 meses a Francia.

Por si fuera poco el cadáver de la chica “desapareció” del féretro durante su marcha al cementerio espantando a todos.

También hace mención sobre la tala y quema del cerro el Ávila en la época colonial.

Todo esto sirve de pretexto para desembocar luego en la anécdota importante: el globo de coleta tramada del venezolano que se hacía llamar “Capitán Cartón” en 1872 y la afición que se desarrolló por la aerostática en Venezuela hasta llegar a 1894 en el gobierno del General Crespo.

Menciona también las primeras publicaciones impresas del “Nuevo Mundo” y como Caracas sufrió también un retraso cultural en este aspecto.

Describe el origen del nombre dado a este lugar caraqueño en medio de una epidemia que llenó los cementeros que le rodean con 2000 víctimas en 27 días, durante el gobierno de Medina Angarita.

Trata sobre personajes populares locales, entre ellos uno llamado “Santiago Pellizquito”, mezclado con anécdotas del general Crespo.

Comienza como una crónica sobre Don Lino Yelamo, comerciante caraqueño, pero luego vuelve su interés en la medicina colonial, haciendo descripción de como los “Piaches” intervenían en la cura de las enfermedades de los españoles, y como pasa esta responsabilidad a los barberos cirujanos que en los ejemplos descritos eran poco más que charlatanes peligrosos, describiendo al francés Victor Droin que terminó sus días en Cádiz, y un tal José de Zibico que acabaría encarcelado por el presidente Vicente Emparan.

Sobre las transformaciones urbanas positivas que trajeron como efecto los terremotos en la sociedad caraqueña.

Esta última crónica está dedicada al doctor Antonio José Carrillo; aprovecha el autor para contarnos algo sobre Melquiades Colina, y varios “milagros” relatados por este en la historia venezolana al autor y otros muchachos en su juventud que se congregaban para oírle.