Obra póstuma

[7]​ En las artes escritas (literatura, poesía, obras musicales, obras de teatro, etc.), una publicación póstuma puede derivar en una versión más elaborada a partir de la obra original (a veces muy desviada, manteniendo solo la idea nuclear o ciertos elementos del trabajo original).[6]​ Es el caso de los tratados científicos, donde se han publicado teorías y problemas sin terminar, convirtiéndose en parte del conocimiento teórico en estos campos.También una pintura puede llegar a publicarse en su estado original (inacabado), bien por su valor intrínseco bien como ensayo artístico (por ejemplo, para demostrar el proceso creativo o la técnica subyacente).Las obras póstumas inacabadas pueden haber sido publicadas en su estado original tras la muerte del autor, para luego ser editadas o completadas por otros.[21]​ La novela fue finalmente publicada en 1971, solo unos meses después del fallecimiento de Forster y sin que haya provocado mayor escándalo.Noon de D. H. Lawrence no fue publicada durante su vida pues su editorial estadounidense temía que su contenido sexual fuera a causar protestas.[15]​ En este aspecto, pueden ser obras en un principio criticadas y luego revalorizadas, a menudo debido precisamente la identidad de su autor.[29]​ La mencionada Islands in the Stream de Hemingway sería adaptada al cine (La isla del adiós) siete años tras su criticada publicación, y tendría una canción a su nombre (escrita e interpretada por Bee Gees).En todos estos casos, los beneficios pueden ser considerables, pudiendo convertirse obras escritas en bestsellers y cuadros en muy codiciados, valorados en una fortuna.Por otro lado, el motivo por querer divulgar una obra cuya publicación no fue deseada por su autor no siempre es principalmente económico,[24]​ sobre todo en aquellos casos donde queda patente el valor artístico que podría suponer una vez sacada a la luz pública (aunque, también en estos casos, frecuentemente se convierten en obras de alto valor monetario).[26]​ Otro ejemplo son las duras críticas que recibió el editor del novelista estadounidense Thomas Wolfe, Edward Aswell, tras la publicación de dos novelas póstumas derivadas de los escritos del autor: The Web and the Rock y You Can't Go Home Again.Varios ejemplos incluyen obras editadas en múltiples ocasione póstumamente desde que fueran publicadas por el auto original, bien para darle distintos matices bien por desacuerdos en la interpretación de la obra.En este respecto, muchas veces se habla de un álbum póstumo,[34]​ un género en que han destacado algunos cantantes importantes, como el estadounidense Michael Jackson (véase a continuación).Existen obras que, aunque fueran dadas a conocer (pública o privadamente) durante la vida del autor, solo han cobrado reconocimiento como tales después de su muerte.Este término se refiere sobre todo a exhibiciones de artes plásticas, donde se presentan trabajos inéditos o aún no publicados realizados por el autor antes de morir (o durante su vida, pero sin que hubieran salido a la luz pública con anterioridad).[48]​ Los dos primeros casos son ejemplos de autobiografías publicadas post mortem por deseo del autor, mientras que el último adquirió un carácter póstumo por fuerza mayor.Un subgénero particular de los trabajos autobiográficos póstumos son los diarios personales, muchas veces inacabados por circunstancias como conflictos bélicos y persecuciones.[52]​ Ana Frank escribió su famoso diario en un principio como obra íntima para uso personal, y solo luego lo reeditó con el objetivo de sacarlo a la luz pública.A veces, una obra musical puede haber sido compuesta para fines íntimos o de entretenimiento propio, sin un objetivo mayor (aunque tampoco un rechazo a una futura publicación, y en ocasiones hasta con una clara disposición para que sean publicada post mortem auctoris).El mencionado caso de Michael Jackson incluye álbumes póstumos como Immortal), Icon, Xscape o This Is It, entre otros.Aunque en los años posteriores a su muerte habían salido al público álbumes derivados como The Cry of Love y Rainbow Bridge, no fue hasta finales del siglo que se decidió elaborar un disco tal y como lo había planeado el guitarrista.Como ya mencionado, la publicación póstuma de trabajos académicos (en ciencias, humanidades, estudios sociales, etc.) puede considerarse valiosa, y se ha dado en múltiples casos.El filósofo británico Gilbert Ryle expresó su odio hacia la «industria del Nachlass» y se cree que antes de morir destruyó casi todo su trabajo inédito.[55]​ Sin embargo, dos de sus trabajos sí fueron publicados póstumamente, cosa que, según el ensayista Anthony Palmer, Ryle definitivamente no habría aprobado.Un ejemplo destacado es Esquema del psicoanálisis, obra póstuma e inacabada de Sigmund Freud escrita en 1938 y publicada en alemán en 1940 en la revista Imago.[64]​ Otros filósofos en lengua alemana que han dejado una herencia póstuma incluyen a Martin Heidegger, Rudolf Carnap o Hans Blumenberg.Entre ellas se puede encontrar The Posthumous Works of Charles Fearne, Esquire, Barrister at Law, un importante tratado póstumo en el derecho británico referente a la historia e interpretación del Estatuto de Inscripciones (Statute of Enrolments), un acta parlamentaria originaria del siglo XVI que regula la venta y traspaso de tierras.[70]​ Las cuestiones legales en trono a las obras póstumas no son nuevas, y tienen presencia en normativas jurídicas —sobre todo en jurisprudencias como la anglosajona— ya en el siglo XVIII.[5]​ El plazo que se considera admisible por norma general en este respecto es de 50 años post mortem auctoris (p. m.Al mismo tiempo, muchos de estos países han establecido un plazo suplementario (post publicationem operis, p. p.