Canal de la Infanta

El objetivo inicial del canal se consiguió rápidamente y superó con creces las previsiones de los promotores.

Paralelamente el canal otorgó un beneficio que no había sido previsto: la industrialización de la zona.

El canal contaba con 13 saltos de agua que generaban 262 CV (en 1884) y que ayudaron a la implantación de la industria en la zona a finales del siglo XIX.

Este hecho, junto con las mejoras en las comunicaciones convertirán el valle bajo del Llobregat en un espacio de producción agrícola a escala europea durante el primer tercio del siglo XX.

A inicios del siglo XIX la actividad industrial estaba fuertemente polarizada en la comarca, al norte se encontraba la mayoría de la producción preindustrial (en Olesa de Montserrat y Esparraguera, se concentraba principalmente la producción de productos confeccionados con lana, en Martorell seda, cobre y aguardiente.

Este hecho venía especialmente dado por la fuerza hidráulica generada por el río Llobregat.

Asimismo también se instalaron otras empresas de carácter más industrial.

La primera gran industria mecanizada en instalarse fue la que fundó Josep Ferrer y Mora en 1850, que llegará a contar con 3.272 obreros y 100 telares mecánicos movidos por la energía hidráulica proporcionada por el Rec Vell.

El desarrollo acelerado de la economía catalana de los años 60 y 70 del siglo XX y las fuertes corrientes migratorias son especialmente destacables en la comarca del Bajo Llobregat.

[4]​ El equilibrio entre industria y agricultura, que hasta mediados del siglo XX habían sido complementarias, se rompe.

Por lo que respecta al canal ni sus características ni funciones principales habían variado mucho en el último siglo, hasta llegar a los años 50 del siglo XX, cuando todavía se permitía el baño.

Sin embargo, el continuo crecimiento urbano y la especulación urbanística hacen peligrar las tierras de los pocos regantes que aún lo utilizan, así como de los restos del canal que aún existen en el entorno urbano, que llevan a movilizarse a varias plataformas y entidades ciudadanas para defender los vestigios de lo que aún quedan en pie, tal como l'Avanc en Cornellá o "Protejamos el Canal de la Infanta!"