El proyecto comenzó a estudiarse desde el siglo XVI pero hasta el siglo XIX no comenzaron las obras, siendo inaugurado finalmente en marzo de 1862, 350 años después de los primeros proyectos.
También cabe recordar en esta época a Marià Serra, de Figueras, que presentó en 1726 el memorial en real Audiencia ante el rey Felipe V.
En estos estudios se ve ya por primera vez la necesidad de construir un segundo canal.
En esta época trabajaron en diferentes estudios y proyectos los ingenieros Tomàs Desprat, Pere Llopart, Joan Cherta, Joan Soler Faneca y el hijo de este, Tomàs Soler, En 1814, acabada la Guerra de Independencia, la Junta de Comercio de Barcelona volvió a ocuparse del canal, investigando el paradero del plan formado por Joan Soler i Faneca, que presentó su hijo Tomás en borrador, por no encontrar el suscrito por su padre.
[1] Los pueblos a los que afectaba la obra cooperaron desde el año 1816 con una veintena parte de los frutos y más tarde con una treintena parte, a los que se sumaron más tarde los arbitríos municipales sobre consumos, cobrados en las puertas de las ciudades y pueblos, y en el puerto de Barcelona.
Con estos recursos se iniciaron las obras en 1817, pero se tuvieron que suspender en 1822 por falta de recursos y por las dificultades para superar las dificultades técnicas de la ejecución del proyecto.
[1] Con la guerra civil (Primera Guerra Carlista) que hubo al advenimiento de Isabel II se paralizó todo, pues no había en el país capitales suficientes para hacerse cargo de la obra.
participaba en la nueva sociedad, a la cual pasaron la concesión que tenían por 100 años.
[1] Las obras se iniciaron, por parte de Girona Hermanos, Clavé y Cía.
La obra se terminó en 1861, siendo presidente de la Junta administrativa Fernando Puig y director el ingeniero Domingo Cardenal.
[1] El trazado del canal fue la obra pública más atrevida que se había hecho en España.
La tan deseada obra provocó al principio una sensacional catástrofe: El agua que descendía por el canal contenía demasiada sal.
El canal Auxiliar no se comienza a construir hasta 1929 y es obra del ingeniero Carles Valmaña i Fabra.
Acabado el plazo de la concesión otorgado para su construcción, el Ministerio de Obras Públicas instruyó expediente para determinar si el Canal debía revertir al Estado o bien a los regantes.
Como punto destacado de dicho reglamento cabe destacar que a causa de la gran extensión del área regable, esta se dividió en 21 colectividades o comunidades ordinarias distribuidas en tres zonas: alta, media y baja.