No obstante por este primer tramo del canal, entonces inaugurado, ya corrieron previamente las aguas en 1856 siendo vertidas en el río Guadalix.
[4] Posteriormente al resultar imposible, en las épocas de estiaje, mantener el nivel del agua en el embalse del Pontón de la Oliva, a una altura suficiente para poder entrar en este canal, por las filtraciones de la zona, se prolongó el canal aguas arriba unos 6 km, en 1860, mediante un túnel trazado por la margen derecha del Lozoya, hasta alcanzar un punto en que era posible tomar agua del río mediante un pequeño azud de derivación que también se construyó.
Se estima que, a este nivel, quedarían todavía unos 50 hm³ en el embalse.
Asimismo se planteó su uso para el aporte, mediante un bombeo, de las aguas procedentes de los pozos Ranney, construidos en la afluencia del Lozoya con el Jarama, entre 1965 y 1968, y que de alguna manera vinieron a sustituir a la elevación del Roncadero, que había tenido problemas al captar aguas turbias.
En los cinco kilómetros siguientes sigue una línea ligeramente ondulada por la ladera del Lozoya y posteriormente del Jarama, abriéndose paso entre las rocas en unas ocasiones, y en otras atravesando los barrancos sobre obras de mampostería que le soportan.