Construido en 1913 sobre su tierra daría los primeros pasos el fútbol en la capital y el Club Deportivo Tenerife, siendo su casa hasta la apertura del Stadium en 1925.Convertir el espacio rocoso comprado por Caulfield en una superficie apta para la práctica deportiva no era una tarea fácil y menos aun cuando la sociedad carecía de los fondos necesarios.[6][7] Tres días después a la misma hora se disputó la final ante una gran expectación.El 3 de mayo del siguiente año ambos equipos se volvían a encontrar en el partido decisivo.El adversario grancanario decidió abandonar el campo indignado por la concesión del segundo gol tinerfeño con media hora aún por jugarse.Este sería el Real Betis que disputó varios partidos en la isla levantando una enorme expectación.Todos ellos serían en el campo de Miraflores, escenario en el que se instalaron palcos para la ocasión.[13][14] Días más tarde sería el equipo local quien se llevaría el triunfo por dos goles a uno.La junta directiva presidida por Ricardo Martín Ramos presentó su dimisión en un último intento de salvar las circunstancias.En abril los socios aprobarían una nueva directiva presidida por Jacinto Casariego Capraria, octavo presidente de la sociedad.La deuda ascendía a unas mil pesetas y la posibilidad de seguir utilizando estas instalaciones era cada vez más complicada.Pocos meses después la junta presidida por Casariego también dimite y las llaves del campo son entregadas a su propietario al no poderse pagar un alquiler que se había incrementado de las 95 pesetas mensuales hasta las 225.[18] Disuelto el Tenerife Sporting Club el entonces conocido futbolista tinerfeño Julio Fernández del Castillo, en colaboración con el también jugador Rodríguez Bello, inició las gestiones para reorganizar la sociedad llegando además a un acuerdo con Caulfield.El campo de Miraflores quedó en desuso tras estrenar los blanquiazules su segundo y actual hogar.
Cruce de las calles Alfaro y Miraflores en 2019. El campo ocupaba la manzana de la izquierda