Tiene como eje central la ciudad de Zaragoza y su Basílica del Pilar.
Pueblos y culturas como los íberos, los romanos, los árabes o los cristianos utilizaron su valle como vía de comunicación.
Aparece nombrada al bifurcarse la calzada principal procedente de Astorga, uno de cuyos ramales se dirigía a Burdeos por Pamplona y Roncesvalles, la calzada romana XXXIV o Ab Asturica Burdigalam, prosiguiendo el otro ramal, la calzada XXXII o Ab Asturica Terracone hacia Tarragona pasando por Caesar Augusta, Zaragoza.
El escritor árabe Massudi en su obra “Praderas de Oro” señala, según apunta Luciano Huidobro Serna, que "desde antiguo era la vía que seguían etíopes, nubios y sirios para dirigirse a Compostela".
El Valle del Ebro, por el que discurre esta ruta también ofrece paisajes de gran interés por su alto valor natural, cultural, ecológico y social.