Ese mismo año se encuentra por primera vez con Auguste Rodin, mientras el célebre escultor sustituía una clase de su amigo Alfred Boucher.
La primera biógrafa de Rodin, Judith Cladel, no nombra a Camille debido a que sus padres desconocían la relación amorosa entre su hija y su maestro, pero sí describe su relación en el taller: «La hizo venir al taller de la rue de l'Université, la inmiscuyó en sus propios trabajos y durante cuatro o cinco años, ella fue su constante colaboradora, le confiaba el modelar las manos y los pies de las figuras que él componía.»[2]En 1883, cuando Camille tenía diecinueve años y Rodin, cuarenta y tres, él le escribió una carta de amor: «Feroz amiga mía[...] Esta noche, recorrí (durante horas) sin encontrarte, nuestros lugares, ¡cuán dulce me sería la muerte!
Se acabó, ya no trabajo, divinidad malhechora, y sin embargo te amo con furor.
Según los contemporáneos de Camille, con esa escultura se quedaba congelada, eternizada, fijada.
En esas caricaturas, Camille muestra sus celos y amor dirigidos a Rodin, estos dibujos son un anuncio de L'Age mûr.
Sus crisis nerviosas se agudizaron y comenzó a destruir sus obras, vivió recluida en su casa-taller en medio de la miseria.
El único que la apoyaba era su padre, quien se negó reiteradamente a internarla como le pedían sus familiares directos.
Escribieron a Montdevergues solicitando la ubicación exacta de su tumba y la exhumación para su traslado.
En 2013 otra película francesa sobre Camille Claudel es dirigida por Bruno Dumont, interpretada por Juliette Binoche y Jean-Luc Vincent.