Sus orígenes se vinculan con un antiguo asentamiento romano próximo de la Legio IV Macedonica tras las guerras cántabras (29-19 a. C.) y con la calzada romana que unía Pisoraca con Portus Blendium y que se bifurca en las inmediaciones del yacimiento.
Presidía un barrio situado a las afueras del hipotético asentamiento de Octaviolca.
Sin embargo, se mantienen aún muchas incógnitas sobre la identidad de este edificio y sobre su relación con el entorno.
Efectivamente, la existencia de las termas podría apoyar esta hipótesis, sin embargo no parece que tenga acceso externo, ni se han hallado caballerizas, amplias cocinas, ni mostradores, etc.
Bañeras con agua caliente (caldarium), templada (tepidarium) y fría (frigidarium), sauna de vapor (laconicum) y vestuario (apodyterium) en salas independientes, permitían disfrutar del placer del agua mientras el sol de la tarde entraba por las ventanas.
El escaso número de sarcófagos y el lugar privilegiado donde se enterraron —dentro de la iglesia o en la entrada— evidencia hasta qué punto los notables del lugar constituían una minoría social.
Debajo, el terreno estaba poblado de enterramientos pero también se halló un nivel de ocupación medieval con restos que indican que allí se vivió, en el siglo VII.
[2] Solo su excavación permitirá extraer conclusiones ajustadas, pero ya antes de ella se obtienen algunas orientaciones.