En Chile, se cree que los primeros estudios para determinar las “transformaciones antropogénicas en el paisaje” se realizaron a fines de la década de los 70 en la zona central del país.
[7] En el centro-sur de Chile a fines del siglo XX, este proceso tuvo sus inicios asociado al desarrollo o “expansión de la frontera agropecuaria que permitió satisfacer tanto las necesidades internas como la creciente demanda externa por productos agrícolas[5]”.
El terreno para agricultura y la expansión de las plantaciones forestales fueron, en un comienzo, las principales causas.
Hay quienes opinan que esta última mencionada se vio fuertemente impulsada y desarrollada en el área por un subsidio estatal: el Decreto Ley 701 (DL701).
Los trámites a realizar tienen un costo que es establecido por resolución (Nº 3816 1996 SAG ), y se deben tener ciertos criterios en cuenta para poder otorgar por completo el cambio uso de suelo, en el cual se debe proteger el ecosistema de interés, ya que independiente del proyecto a realizar se puede ver afectada la biodiversidad de la zona, y por último disminuir los efectos secundarios que pueda generar el proyecto.
Como ejemplo, un proyecto importante en este campo son los satélites Landsat que han tomado un rol importante en la recolección de imágenes de la superficie terrestre y que funcionan desde el año 1972.
En el primer caso se emite radiación electromagnética en forma de luz solar y en el segundo el sensor es el emisor de la radiación y esta es reflejada por la superficie terrestre para luego ser captada por el sistema.
Antes de empezar la medición, es importante verificar que todas las cartografías de las fechas estudiadas cumplan con ciertos criterios, tales como: tener un mismo sistema de clasificación, estar a una misma escala y que las imágenes posean coherencia en relación con el área cubierta, estación y sensor.
[15] Una vez verificados los criterios anteriores, con ayuda del software ArcGis se da comienzo al proceso.
El siguiente paso es exportar las cartografías guardadas con anterioridad al software Idrisi y realizar una tabulación cruzada.
Sin tomar en cuenta las columnas y filas cero ni las totales, se copian y pegan los resultados de la tabulación cruzada y se procede a reemplazar los valores que habían sido asignados en la tabla de atributos por el respectivo uso de suelo.
En muchas ocasiones, aquello implica la necesidad de deforestar bosques o inclusive modificar cultivos agrícolas utilizados para la industria alimenticia.
Sin embargo, además de las causas directas descritas, también se consideran factores que, pese a no cambiar directamente el uso del suelo, sí influyen en la gestión de las consecuencias negativas y en las causas directas mencionadas; estos factores son catalogados como Causas indirectas.
De tal forma que legislaciones e incentivos económicos, pueden facilitar aquellas actividades.
Como sucedió en Chile, con el Decreto Ley 701, que incentivó el área forestal desde bonificaciones y beneficios tributarios; sin embargo, este proceso fue basado en la introducción de especies exóticas (o especies introducidas), y a largo plazo fue una de las principales causas del cambio de paisaje y la pérdida del Bosque nativo.
Cabe mencionar que, pese a no ser mencionado dentro de los impulsores indirectos del IPBES, la ambigüedad conceptual, es decir, la confusión o el mal uso de conceptos puede llegar a causar graves problemas o malas interpretaciones que conllevan la incertidumbre sobre la información que se quiere aplicar, la cual va a ser utilizada para la solución de un problema.
Al realizarse con fines agrícolas, ganaderos o industriales puede tener diferentes secuelas.
El suelo orgánico, al perder los compuestos que lo caracterizan pierde también su estructura característica.
Además, producto del pisoteo de los animales que realizan pastoreo o bien de otras causas que producen presión sobre la tierra, la compactación del suelo aumenta así como disminuye su porosidad.
Todo lo anterior implica un cambio negativo en la capacidad de producción del suelo para futuros usos.
En Chile, el bosque nativo ha sido modificado por actividades antropogénicas, según cifras oficiales, se cree que tan solo en el período que abarca desde 1995 hasta el año 2016, la mayor parte de estos ha sido reemplazado, en un 47%, por praderas y matorrales o sustituido, en un 40%, por plantaciones forestales, seguido con aproximadamente el 6% para la habilitación hacia terrenos de uso agrícola.
[7] Todas estas han resultado en la pérdida o reducción de los bosques en Chile, lo que a su vez ha perjudicado los “servicios ecosistémicos que ofrecen, los que, además de generar daños a nivel ecológico, han causado un gran impacto negativo a nivel sociocultural en el país[7]”.
Y, en los años posteriores, en el periodo 1975-2000, se reportó que entre los ríos Maule y Cobquecura, se había perdido aproximadamente 80 ha de bosque nativo siendo reemplazado por plantaciones forestales.