Toda la Calle Marina cuenta con un carril bici o ciclovía.
Este plan originó la retícula que caracteriza el Ensanche barcelonés, en la cual la Calle Marina se inserta como vía amplia (50 m de ancho) que conecta el paseo marítimo con la zona alta.
Aun así la población local continuó llamándola informalmente Calle Marina, y de hecho una sección recuperaría el nombre.
En 1992 se dieron los Juegos Olímpicos de Barcelona y toda la calle recuperó el nombre original (el nombre del emperador permaneció para el colindante Parque de Carlos I).
[4][5] La Calle Marina en su parte baja atravesaba la «villa olímpica» donde se alojaron a todos los deportistas.