Llamada popularmente “Riorosas”,[3] fue bautizada en 1880 en honor de Antonio de los Ríos y Rosas, ministro de Gobernación y verboso orador malagueño.
Pedro de Répide menciona el Asilo de la Sociedad Protectora de los Niños, en la acera izquierda, entre Bravo Murillo y Santa Engracia.
[7] También recuerda aquí el cronista la quinta de Guerrero que se extendía desde la calle Ponzano hasta el antiguo Hipódromo de la Castellana, y de la que Répide rememora como últimos restos, el baño de caballos y el hotel que luego albergó al Instituto Municipal de Sueroterapia; y explica a continuación que el terreno de la gran finca de Guerrero se pobló con trazado de nuevas calles y palacetes como el del conde de Santa Coloma junto al antiguo paseo del Hipódromo.
[8] Además del Consulado Italiano, al final de la calle, y el conjunto formado por la citada Escuela de Minas y el Instituto Geológico y Minero de España en el número 23-26, puede mencionarse la estructura de un antiguo edificio de Telefónica,[a][9] que se construyó en el solar antes ocupado por la imprenta de la editorial Espasa-Calpe.
[11] Entre los vecinos que vivieron en esta calle, quedan asociados los nombres del General Vicente Rojo, el escritor Camilo José Cela, el dramaturgo Alfonso Sastre[12] y el periodista César González-Ruano.