Los cachirules
El caso de los cachirules ha sido comúnmente considerado un parteaguas, marcando un antes y un después en la historia del fútbol mexicano.Esta práctica implicaba engañar al árbitro, ya que se alineaba a un jugador empleando el registro de otro, provocando con ello un cachirulo.Con el tiempo, el término cachirulo en México ha pasado a usarse para mencionar que alguien o algo está en el lugar de otro.[15] El periodista Antonio Moreno del canal Imevisión (hoy TV Azteca) y autor de una columna especializada en fútbol para el diario mexicano Ovaciones, descubrió junto con su colega Alfredo Ruiz en un anuario publicado en abril de 1988 por la propia Federación Mexicana de Fútbol (edición 1986-87) una discrepancia entre las edades publicadas en dicho documento y las presentadas ante la Concacaf para enviar a los futbolistas a las eliminatorias en Guatemala.Finalmente de nuevo La Jornada publicó al día siguiente otra acta, esta vez del defensa Aurelio Rivera, mostrando que excedía la edad reglamentaria por siete años.[16] Rivera, capitán del equipo, declaró en posteriores entrevistas que todos menos dos de los integrantes de esa selección (Marco Antonio Ruiz y José Antonio Noriega) eran mayores que la edad reglamentaria, más esta aseveración jamás fue confirmada.La indagación fue llevada a cabo por el salvadoreño José Ramón Flores, quien confirmó rápidamente la falsedad de las edades presentadas por la FMF para los jugadores mexicanos en el torneo.En negritas itálicas, los jugadores cuya edad se confirmó mayor a la reglamentaria.