El capitán Blakely declaró en 1863 que había construido 400 cañones para diversos países, entre los que estaban Perú, Estados Unidos y los confederados de la Guerra de Secesión.
Blakely fue el primero que construyó cañones formados de tubos concéntricos con diversos grados de elasticidad, teniendo el tubo interior mayor elasticidad por tener que soportar mayor esfuerzo.
Si bien su forma de construcción se adoptó a varios materiales, los más conocidos son: hierro fundido con zunchos de hierro o acero forjado y acero fundido con zunchos de hierro forjado o acero forjado.
Blakely patentó su sistema de fabricación de cañones en 1855 y en 1857, le dio un permiso a Sir William G. Armstrong para que fabricase cañones con su patente en Woolwich, donde Armstrong era superintendente, y que juzgase su adopción o no, teniendo que pagarle regalías si el gobierno adoptaba su patente.
Debido a la influencia de William Armstrong en el gobierno, Blakely nunca logró obtener el reconocimiento en Reino Unido mientras vivió.
Los cañones de Blakely definían su calibre por el peso del proyectil.