Cañón (arma de fuego)

Las primeras armas de fuego se hicieron en una época donde la metalurgia no estaba lo suficientemente desarrollada como para vaciar tubos capaces de resistir la fuerza explosiva de los primeros cañones, por lo que el tubo (frecuentemente construido con bandas metálicas) necesitaba ser periódicamente zunchado en toda su longitud, haciendo que se parezca a un barril de almacenaje.

Durante el siglo XIX se inventaron cerrojos mecánicos efectivos que permitieron recargar desde la recámara, al mismo tiempo que la sellaban eficazmente y evitaban la fuga de los gases del disparo.

Los chinos fueron los primeros en fabricar cañones de hierro fundido.

Los primeros defectos de fabricación (como burbujas de aire atrapadas en el metal) fueron factores clave en varias explosiones de cañones; los gases en expansión fueron demasiado para el débil cañón, haciendo que explote y se rompa en mortales fragmentos.

Generalmente son empleadas para tiro al blanco o cacería de piezas pequeñas.

Apuntando un obús estadounidense de 240 mm en 1944.
Cañón Volquartsen de fibra de carbono para un fusil Ruger 10/22 calibre .17 HM2.