Cóndor (1887)

[1]​ Tras su baja en la Armada, los restos del casco fueron vendidos a un armador en 1904, que lo reformó con aparejo de pailebot.

Fue transferido dos veces más y acabó sus días en un naufragio en 1921 mientras realizaba servicio comercial.

El ingeniero belga Alexandre Wohlgemuth se presentó a concurso para la construcción de tres cañoneros para la Armada Española compitiendo con otras cinco compañías que pretendían dicho contrato.

El resultado fue un barco construido en acero con doble fondo y dividido en cuatro compartimentos estancos comunicables entre sí.

[4]​ Respecto al mismo buque señala: Sin embargo, meses más tarde, se ordena su reincorporación a la flota y su rearme volviendo al servicio el 29 de noviembre de 1900, aunque esta vez su servicio apenas superó un año.

[1]​ La explosión hizo saltar por los aires grandes trozos del casco, el puente y una gran parte de la cubierta.

[2]​ Algunos miembros de la tripulación lograron salvarse lanzándose al agua, otros en cambio salieron despedidos por la onda expansiva.

[nota 4]​ Este accidente fue uno de los peores de la Armada hasta la fecha, tan solo igualado unos años antes por el del torpedero Habana que durante una tormenta en 1888 una caldera explotó matando a dos fogoneros y a dos marineros.

Según declaración de su patrón, Jacobo González Cambeiro, se emprendió la navegación con mar llana y horizonte despejado con un viento suave estenordeste.

[2]​ El patrón ordenó preparar el bote para abandonar el buque, ya que el naufragio parecía inminente y lo prioritario era salvar sus vidas.

Una vez ordenado el abandono, y con toda la tripulación a bordo del bote, se dirigieron hacia Os Forcados, punto de tierra más cercano.

Una vez rebasados Os Forcados, continuaron en el bote aprovechando el abrigo de la costa, rumbo a Corcubión.

Entraron primeramente en O Pindo para dejar a un tripulante que ya venía enfermo desde el inicio del viaje.