Código de Hammurabi

Fue escrito en 1750 a. C. por el rey de Babilonia Hammurabi,[4]​[5]​[6]​[7]​[8]​[9]​ donde unifica los códigos existentes en las ciudades del imperio babilónico.

Comienza con la partícula "si" (proposición condicional), describe la conducta delictiva y luego indica el castigo correspondiente.

Debajo aparecen, inscritos en caracteres cuneiformes acadios, las leyes que regían la vida cotidiana.

[31]​ Pese a que el enunciado «ojo por ojo, diente por diente» se suele ver como la inspiración del Código, lo cierto es que el mismo tiene además artículos muy alejados de ese concepto.

Además, cabe decir que la mayor parte del Código simplemente establece indemnizaciones o penas graves, girando alrededor de temas distintos al famoso Talión.

Se puede decir que el Código está inspirado por un alto sentimiento de orden.

En el código no se distingue entre derecho civil y penal, es decir, se dan leyes que regulan los asuntos de la vida cotidiana y leyes que castigan los delitos.

[32]​ La responsabilidad penal del médico derivada de la actividad curativa no es un tema de hoy, sus antecedentes se remontan a la antigua Mesopotamia, y es a través del Código de Hammurabi (218-220) que se exige formalmente por primera vez la responsabilidad del médico por los errores cometidos en el ejercicio profesional.

En la tradición mítica y jurídica del Antiguo Oriente se consideraba delitos graves al incesto, la blasfemia, el bestialismo, la sodomía, además del asesinato y otros más que, desencadenan la ira de los dioses, sobre la sociedad bajo amenaza de sequías, plagas, guerras y derrotas, por lo que a modo de autoprotección contra la ira divina esta sociedad favorecía el castigo a través de la ejecución o el exilio del reo.

La ley del Talión, por ejemplo, que impone una pena equivalente al crimen cometido, como criterio de justicia retributiva, para así poner un límite a la venganza.

Entre ellos se encuentra el robo, delitos sexuales, homicidios, daños a la propiedad, etc. Y es que en el devenir histórico, la ley del Talión ha servido para encauzar la venganza privada, y sobre todo impedir que a un delito le siguiese una cadena de reacciones delictivas de mayores proporciones.

Sin embargo, en cuanto a la regulación para el género femenino se evidencian contradicciones, y es que algunos apartados, según sostiene Fernández (2008) se logra percibir una posición favorable para la mujer considerando la época, pero por otro lado el código consta de ciertas normas que imponen una extrema favorabilidad para la figura del hombre y se niega por completo la existencia de la voluntad de la mujer.

Por el contrario, una mujer que no hubiese contraído matrimonio estaba excluida de esas oportunidades.

Además, el matrimonio permitía a la mujer poder recibir una herencia de sus maridos.

En cuanto a las hijas no casadas, la situación era más complicada, pues la administración de la herencia correspondía a los hermanos, salvo que esta fuera sacerdotisa del dios Marduk, en ese caso la mujer podía obtener la propiedad plena.

Otro elemento que es mencionado con reiteración en el Código de Hammurabi es la maternidad, y es que si la esposa no podía dar hijos al hombre, este podía divorciarse o tomar una concubina e introducirla al domicilio conyugal, esto era también aplicado a las concubinas, si no lograban concebir, el hombre, o su esposa, podían convertirla en esclava o venderla.

Todo lo anterior permite concluir, entre otras cosas, que cuando se vulneraba a mujeres solteras la sanción se reducía, pues no había violación al honor o a la propiedad de otro hombre.

Los delitos y abusos solo eran condenados si estos ofendían a un varón, de lo contrario, se les asumía como meras contravenciones.

Detalle de la escritura cuneiforme.
Parte superior de la gran estela.
Mapa de Babilonia en tiempos de Hammurabi