Pese a no albergar ya reclusos, en 2021 sus instalaciones cambiaron de propiedad al Gobierno vasco.
Estas informaciones deterioraron mucho la imagen de la dictadura en el exterior, tal y como reflejaron los telegramas enviados por distintos embajadores a Madrid.
[2] En 1945, con el final de la guerra, los colaboracionistas, soldados nazis y españoles que se habían implicado en el estraperlo fueron trasladados a Nanclares,[3] que a partir de 1947 son tratados como presos, al cerrarse este año el campo y transformarse en prisión.
Al menos 118 prisioneros murieron por la escasa alimentación y por diversas enfermedades durante ese periodo, según los registros de la enfermería del recinto concentracionario.
Entre sus instalaciones se encontraban enfermería, zona de aislamiento, cocina, servicios médicos, serrería y vestuario.
Además, se habilitaron viviendas para los guardias civiles y ertzainas que quisieran residir allí.