Burcardo emparentó así con la dinastía sajona destinada a convertirse en los primeros emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico a mediados del siglo X.
Hacia el año 900, Burcardo I ya era el hombre más poderoso del ducado tribal de Alamania o Suabia.
Fue encontrado culpable por el consejo tribal que le juzgó, ateniéndose a la ley tribal Lex Alemannorum y ejecutado, junto con su hermano, Adalberto III de Turgovia.
Sus propiedades en Recia se perdieron confiscadas por el siguiente duque de Suabia, aunque luego fueron recuperadas por la familia burcardinga.
Burcardo I tuvo un segundo hijo, Odalrico de Suabia, conde en Zúrich y en Turgovia, que murió joven.