Brutus (Cicerón)

La obra, que forma parte de una supuesta trilogía que incluye el De oratore y el Orator ad Brutum, tiene como tema la controversia contra los aticistas romanos.

El aticismo romano, del que Bruto era seguidor, reprochaba a Cicerón precisamente la redundancia asiática.

Al principio de su carrera legal, Cicerón había abrazado completamente esta doctrina, siguiendo el ejemplo del abogado y político Hortensio, quien solía usar frases redundantes y enfáticas para embellecer su oratoria.

Sin embargo, tras las primeras probaturas de oratoria, Cicerón empezó a despegarse de estos modelos, orientándose hacia una mayor moderación y variedad estilística, según las circunstancias del caso: por ejemplo el estilo sublime, adecuado para una defensa por alta traición, sería ridículo en un juicio civil por la propiedad de un terreno.

Bruto y Ático le piden a Cicerón que describa las cualidades de los principales oradores romanos hasta su época, y Cicerón intenta proponer una reconstrucción de la historia romana.