Su cargador plegable era frágil (si se malograba, la ametralladora era inutilizada), tenía una baja cadencia de fuego, empleaba un cartucho poco potente y era propensa a bloquearse.
Cualquier ametralladora puede "encender" cartuchos debido al sobrecalentamiento, aunque las que disparan a cerrojo abierto generalmente se enfrían con mayor rapidez.
Esto es un grave problema, porque cuando un cartucho se "enciende" (algo normal después de abrir fuego continuo) los soldados pueden estar reubicando la ametralladora y existe la posibilidad que el cañón de esta pueda estar apuntando a uno de ellos (a pesar del entrenamiento y el sentido común).
El aceite de la bomba lubricante atraía tierra y polvo, haciendo que la Breda M30 fuese muy susceptible a bloquearse en frentes arenosos como el Nor-Africano.
A pesar de ser considerablemente defectuosa en comparación a otras ametralladoras contemporáneas, la Breda M30 era considerada el arma más letal del arsenal estándar del soldado de infantería italiano, ya que las ametralladoras pesadas eran empleadas en cantidades relativamente pequeñas y los subfusiles Beretta Modelo 38 eran muy escasos.
La Breda M30 y el fusil Carcano M91 eran la espina dorsal del armamento de la infantería italiana durante la Segunda Guerra Mundial.
Las armas individuales suministradas eran pistolas para cada Cabo tirador, una carabina para el Sargento y fusiles para los demás soldados.