[4] Según los estudios la mayor parte de estos ingresos se destinan a comprar alimentos, objetos escolares y ropa.[9] Tras el fin de los gobiernos del Partido de los Trabajadores, el presidente brasileño Jair Bolsonaro, electo en 2018 con el apoyo del Partido Social Liberal, puso en duda y criticó duramente las bases del programa, redujo sus fondos, eliminó las prestaciones a un millón de familias[10] y frenó especialmente la concesión de nuevas ayudas a familias solicitantes.[13] Al respecto, instituciones internacionales como el Banco Mundial[14] o la Organización Internacional del Trabajo (OIT) consideran que las críticas a Bolsa Familia no tienen fundamento y que sus efectos son más bien los contrarios; la OIT señala que el programa «no genera desincentivos, aumenta la participación de sus beneficiarios en el mercado laboral y dinamiza las economías locales».Kathy Lindert, jefa del equipo del proyecto Bolsa Familia, enumera una serie de desafíos que tendrán que ser enfrentados en el futuro por la Bolsa Familia, tales como la definición clara de objetivos, monitoreo y evaluación, para asegurar que el programa no se convierta en una isla aislada, y que se complemente con inversiones en educación, salud e infraestructura, ayudando a las familias, a «graduarse del programa» (es decir, a salir de él).Por el contrario, afirma Bénédicte de la Brière, responsable del programa en la institución: