Los boletos de café se han utilizado en varios países de América, como Costa Rica, Guatemala, Honduras, Cuba, El Salvador, México, Argentina y Colombia entre otros, y son conocidos genéricamente como "fichas" o "tokens" .
Estos boletos aparecieron a mediados del siglo XIX y su uso corriente se extendió por más de 100 años, aunque inclusive hasta el día de hoy se utilizan en menor medida.
Fueron confeccionados en materiales como bronce, cobre, plomo, celuloide, aluminio, hierro, plástico, cuero, papel, cartón y hasta hueso entre otros.
[1] Generalmente las inscripciones más comunes son las siglas del nombre del propietario, o el nombre de la finca, pero se usaron una gran gama de símbolos y figuras.
Pero, además, en muchos casos el peón se veía favorecido con estas medidas, ya que de no existir estos comisariatos, tenía que trasladarse una distancia considerable para adquirir ciertos bienes de consumo diario.