Tradicionalmente servidas en una sopa caliente, estas albóndigas son especialmente populares durante la festividad de Pésaj y representan un símbolo de la herencia culinaria judía.
Sin embargo, también se pueden emplear aceite vegetal o margarina como alternativa —la mantequilla no se usa en esta receta, ya que las leyes del kashrut prohíben mezclar lácteos y cárnicos en una misma comida—.
En la actualidad, es común encontrar versiones bajas en grasa debido a preocupaciones sobre la salud.
Algunas recetas incorporan perejil fresco u otros condimentos para darles un toque adicional de sabor.
Este platillo se ha convertido en un símbolo de identidad cultural y se ha popularizado en cocinas fuera de la comunidad judía debido a su sencillez y sabor reconfortante.