Naturaleza muerta con limones, naranjas y una rosa

Los bodegones españoles son muy diferentes a los contemporáneos del Siglo de oro neerlandés, probablemente tanto por razones estéticas como religiosas.

[4]​ Los objetos están minuciosamente pintados sobre un fondo oscuro, creando una atmósfera aislante que les confiere un aire sobrio y calmado.

Sendos platos metálicos están representados a ambos lados de dicho cesto, pero sin ser simétricos.

En el de la izquierda hay cuatro cidras, iluminadas por luz directa, reflejándose en el plato.

[8]​ Según Emilio Orozco: «Cobran las cosas en este lienzo una superealidad, una realidad esencial, de una corporeidad y tangibilidad superior a la misma naturaleza, y además con un sentido trascendental que supera a las muchas formas vacías de la pintura clasicista».