[nota 1] Aparecieron poco después de que concluyese la extensa y última glaciación del periodo Criogénico, y se extinguieron en su mayoría poco antes del abrupto incremento en la biodiversidad terrestre conocido como explosión cámbrica, que consistió en la primera aparición en el registro fósil de los patrones y morfologías básicas que más adelante supondrían la base de los animales modernos.Aunque han sido descubiertos algunos fósiles que podrían representar supervivientes en estratos correspondientes al Cámbrico medio (hace c. 510-500 millones de años), las comunidades de fósiles más primitivas desaparecen del registro fósil al final del periodo Ediacárico, dejando únicamente fragmentos de los ecosistemas que anteriormente habían prosperado.Debido a las dificultades para situar en el árbol filogénico a estos organismos, algunos paleontólogos sugirieron al comienzo que al menos parte de la biota ediacárica representaría una rama independiente completamente extinta dentro de un reino propio, Vendobionta (inicialmente denominado como Vendozoa, nombre que implicaba una afinidad animal).[7] En aquellos tiempos todavía no se conocían estructuras similares en ningún otro lugar del mundo, y este debate pronto cayó en el olvido.[8] En 1933, Georg Gürich descubrió ejemplares muy similares a los de Terranova en Namibia,[9] pero la firme creencia en que la vida tenía sus orígenes en el Cámbrico hizo que fueran asignados a este periodo, y no se trazó ninguna relación con Aspidella.En 1946, Reg Sprigg descubrió fósiles similares a «medusa» en los montes Ediacara, pertenecientes a los montes Flinders de Australia,[10] pero se creía que estas rocas se habían formado en el Cámbrico inferior, de manera que, aunque el descubrimiento despertó cierto interés, no atrajo la atención de los especialistas.En 1960, el nombre francés «Ediacarien», por los montes Ediacara en el sur de Australia, que derivan su nombre de la palabra aborigen Idiyakra, «el agua está presente», se propuso frente a los términos rivales «Sinian» y «Vendian»,[19] para referirse a las rocas precambrianas terminales, nombres que también fueron dados a los organismos.Por eso, como los organismos ediacáricos tenían cuerpos blandos y carecían de esqueleto, su abundante conservación es sorprendente.Por tanto, los procesos que intervinieron en la fosilización debieron ser sistemáticos y estar presentes en todo el mundo.[25] Sin embargo, es más habitual encontrar fósiles ediacáricos en capas de arena depositadas por tormentas o por corrientes oceánicos de alta energía que arrastraban las capas superficiales del fondo marino, conocidos como turbiditas.Además, en algunos casos, la precipitación bacterial de minerales formó una «máscara mortuoria» similar a un molde del organismo.Por ejemplo, las tres (o más) frondas petaloideas de Swartpuntia germsi solo se pueden reconocer en ejemplares dañados, pues normalmente, las diversas hojas quedaban ocultas cuando los organismos eran aplastados durante la rápida sedimentación.La hipótesis más aceptada es que podían succionar los nutrientes del agua a su alrededor por ósmosis.[31][46] Ejemplos más recientes, aceptados casi universalmente como bilaterales, incluyen Kimberella, parecido a un molusco,[47] Spriggina,[27] y Parvancorina, con forma de escudo,[48] cuyas relaciones están actualmente en debate.[51] Con la excepción de algunos escolitos muy simples,[52][53] los únicos cubiles conocidos del periodo Ediacárico son horizontales, en la superficie o justo debajo.Algunos fósiles ediacáricos, especialmente los discos, fueron interpretados en un principio como icnofósiles, pero esta hipótesis no fue confirmada.Además de los cubiles, se han encontrado icnofósiles directamente asociados con un fósil edicarense.[58] El potencial molusco Kimberella está asociado con marcas de estrías, posiblemente formadas por una rádula.[cita requerida] La clasificación de los organismos ediacáricos es difícil, y existen diversas teorías en cuanto a la posición que les corresponde en el árbol filogenético.Más adelante, excluyó algunos fósiles, que fueron identificados como metazoos, y volvió a proponer el filo «Vendobionta».[68][69] Retallack argumenta que los fósiles no están tan aplastados como ocurre con las medusas fosilizadas en situaciones similares, y su relieve se aproxima más al de la madera petrificada.Casi todos los filos posibles han sido utilizados en alguna ocasión para acomodar los organismos ediacáricos,[70] desde las algas,[71] hasta las protistas conocidos como foraminifera,[72] pasando por los hongos,[73] o colonias de bacterias o microbios,[39] así como hipotéticos grupos intermedios entre las plantas y los animales.Posiblemente no haya ninguna explicación especial y el lento proceso evolutivo simplemente requirió 4000 millones de años para acumular las adaptaciones necesarias.[85] La baja resolución del registro fósil hace que la desaparición de los organismos ediacáricos sea en parte un misterio.Parece que hubo una desaparición relativamente abrupta a finales del periodo Ediacárico.[22] Sin embargo, si eran comunes, se tendría que haber encontrado más de un ejemplar ocasional[1] en conjuntos fosilíferos excepcionalmente bien preservados (yacimientos como los esquistos de Burgess o los esquistos de Maotianshan),[86] a menos que estos yacimientos representen un ambiente que los organismos ediacáricos nunca habitaron, o no apto para su conservación.Si estos organismos «pacedores» aparecieron en la misma época en la que empezaron a declinar los organismos ediacáricos, se puede sugerir que los «pacedores de bacterias» desestabilizaron el sustrato microbiano, causando como mínimo un desplazamiento de los organismos de la biota ediacárica o perturbando hasta tal punto el ecosistema, que condujera a su extinción.Otra posibilidad es que los nuevos animales con esqueleto podrían haberse alimentado directamente de los organismos ediacáricos, relativamente indefensos.[87] Aunque es difícil inferir el efecto que tienen unas condiciones planetarias cambiantes sobre los organismos, comunidades y ecosistemas, hubo grandes cambios a finales del Precámbrico y principios del Cámbrico inferior.[96] La asociación de tipo Nama se define según el yacimiento homónimo en Namibia.
Cyclomedusa
, un organismo del periodo Ediacárico de filiación incierta, con aspecto esponjoso
Estromatolitos ediacáricos del género
Greysonia
de
Bolivia
(Sección vertical pulida)
La impronta fósil de
Charniodiscus
apenas se puede distinguir de la textura superficial en «piel de elefante» de la roca sedimentaria estromatolítica.
Liquen
con una estructura tridimensional que podría ser preservada de una forma similar a la de la
madera
Los casquetes de
hielo
de los periodos
precámbricos
, de inmenso tamaño y alcance global, podrían haber retrasado o impedido la aparición de la vida multicelular.
Kimberella
podría haber presentado un estilo de vida predador o de pacedor.
Animales del
Cámbrico
como
Waptia
podrían haber competido con las formas de vida ediacáricas, o haberse alimentado de ellas.