En ecología, una comunidad es un grupo o asociación de poblaciones de dos o más especies diferentes que ocupan la misma área geográfica al mismo tiempo, también conocida como biocenosis.
[1] El enfoque principal de la ecología comunitaria está en las interacciones entre poblaciones según lo determinado por características genotípicas y fenotípicas específicas.
La ecología comunitaria también tiene en cuenta factores abióticos, por ejemplo, temperatura anual o el pH del suelo.
Por ejemplo, la diferencia en las plantas presentes en el desierto en comparación con la selva tropical está dictada por la precipitación anual.
Estos factores no vivos también influyen en la forma en que las especies interactúan entre sí.
En un nivel más profundo, el significado y el valor del concepto de comunidad en ecología está en debate.
Robert Ricklefs ha argumentado que es más útil pensar en comunidades a escala regional, basándose en la taxonomía evolutiva y la biogeografía,[1] donde algunas especies o clados evolucionan y otras se extinguen.
Cuantos más nichos se llenen, mayor será la biodiversidad de la comunidad.
Todas las especies son interdependientes, y cada una juega un papel vital en el trabajo de la comunidad.
Debido a esto, las comunidades son repetibles y fáciles de identificar, con factores abióticos similares que se controlan en todo momento.
Frederic Clements desarrolló el concepto holístico (u organístico) de comunidad, como si fuera un superorganismo o una unidad discreta, con límites definidos.
Cuando un individuo muere, existe la misma posibilidad de que cada especie colonice esa parcela.
[13] Las especies interactúan de varias maneras: competencia, depredación, parasitismo, mutualismo, comensalismo, etc.
La organización de una comunidad biológica con respecto a las interacciones ecológicas se denomina estructura comunitaria.