Dedicada a reunir, catalogar y conservar fondos bibliográficos, custodia alrededor de treinta millones de publicaciones producidas en territorio nacional desde comienzos del siglo XVIII: libros, revistas, mapas, grabados, dibujos, partituras y folletos.[13] En 1715, la Real Biblioteca contaba ya con 28 242 libros impresos, 1282 manuscritos y 20 000 medallas.[14] El precedente del depósito legal, establecido en 1716, permitió que la biblioteca ampliara sus colecciones de forma considerable.El bibliotecario mayor pasa a ser director de la Biblioteca Real y los bibliotecarios pasan a ser considerados criados de la Casa Real, con sus correspondientes privilegios.Las colecciones de la biblioteca también se vieron afectadas por los hechos del siglo XIX.Primero, la desamortización española condujo a que muchas obras procedentes de instituciones religiosas suprimidas se depositaran en la biblioteca.En efecto, en 1837 se crean las comisiones científicas y artísticas provinciales para seleccionar las obras que, procedentes de los conventos suprimidos, debían depositarse en las bibliotecas y museos, o ser subastadas.Por esta vía se depositaran en la Biblioteca Nacional unos 70 000 volúmenes procedentes de los conventos madrileños afectados por la desamortización.[20] En 1876, la Biblioteca contaba ya con 300 000 libros, 200 000 folletos impresos y más de 30 000 manuscritos.En este periodo también se cerraron sus puertas y sus fondos más preciosos fueron evacuados a las Torres de Serranos, en Valencia y después al extranjero, a Ginebra, en Suiza.[15]: 9 La Hemeroteca Nacional, fundada en 1941, reunía también una importante colección de prensa española.[30]En 1982 se llevó a cabo el primer estudio de viabilidad para automatización de la Biblioteca,[15]: 9 que se concretaría en la adopción del sistema SABINA, una versión especial del software español SABINI.Entre los proyectos de la Biblioteca Nacional durante este periodo destacan varios.[37] También la Biblioteca empezó a participar en redes sociales, abrió su página en Facebook en el 2008 y después se han ido añadiendo perfiles en otras plataformas web 2.0 como Twitter, YouTube, Slideshare, Flickr y Wordpress.[42] En las asociaciones profesionales IFLA y OCLC, la BNE está presente en importantes grupos de trabajo; forma parte del Virtual Authority File (VIAF)[43] desde sus inicios y es también importante su presencia en las entidades normalizadoras como la Organización Internacional de Normalización o en su correlato nacional Asociación Española de Normalización y Certificación.Por otra parte estipulaba que los impresores eran los responsables del depósito legal.Todas las partes irán separadas del resto por un espacio, salvo el año, que irá precedido por un guion.[62] Tras la entrada en vigor de la Ley 23/2011,[63] tan sólo ocho comunidades autónomas han adaptado su normativa a la misma: Andalucía, Aragón,[64] Asturias, Castilla-La Mancha, Ceuta,[65] Cataluña,[66] Extremadura y Navarra.El contenido de todas ellas no difiere en lo esencial, aunque existen diferencias en los siguientes apartados: Las únicas que hacen referencia expresa son Andalucía[67] y Extremadura,[68] que determinan diez días hábiles a contar desde la presentación de la solicitud, y, Castilla-La Mancha[69] y Navarra que establecen quince días.Para el resto de documentos, según lo indicado en la siguiente tabla: Está regulado mediante R.D.Al fondo inicial se van sumando otras obras mediante diversos modos de adquisición e incremento.Es en los impresos antiguos en los que es más difícil de establecer un volumen exacto, en el catálogo automatizado hay en este momento 145 150 títulos, pero se estima que existe un porcentaje muy alto descrito solo en los catálogos manuales.Entre las colecciones destacables están las de Barbieri, Gayangos, Gómez Imaz, Graiño, Usoz o Rico y Sinobas.[100] Tienen gran importancia los tradicionales catálogos en fichas por autor, título, materia o CDU, mantenidos y actualizados laboriosamente a lo largo de los siglos a partir de un catálogo interno «madre», el llamado Índice General.Además, la Biblioteca Nacional gestiona también el Catálogo Colectivo de Publicaciones Periódicas o CCPP,[104] que ofrece información sobre las colecciones de prensa y revistas que conservan las principales bibliotecas españolas.El objetivo es ofrecer acceso a las cabeceras más importantes de la época para facilitar su estudio e investigación.Con ella se busca el trabajo colaborativo, establecer comunidad entre sus participantes a través de proyectos.En el siglo XIX el novelista Armando Palacio Valdés hizo una crítica demoledora del pésimo servicio que ofrecía la Biblioteca Nacional en su artículo "La Biblioteca Nacional", incorporado a su libro Aguas fuertes.Novelas y cuadros (Madrid: Establecimiento tipográfico de Ricardo Fe, 1884).[110] Además, fue robado un códice de Leonardo da Vinci, entre otros manuscritos, libros y mapas valiosísimos.