Códices Madrid I-II

Tras distintos cambios de propietario, fueron transferidos a la Biblioteca del Monasterio de El Escorial, pasando finalmente a la Biblioteca Real, en la que permanecieron extraviados durante 150 años.

Al morir Leonardo, pasaron a su amigo Francesco Melzi.

Unos cincuenta años más tarde Pompeo Leoni, escultor al servicio de Felipe II, los adquirió a su hijo Orazio y los llevó con él a España.

El príncipe de Gales (Carlos), en su visita a Madrid de 1623, se interesó por los manuscritos, y Espina salió del compromiso regalándoselos al Rey.

Los Códices llegaron a la Biblioteca Real en 1712, en la que por diversos motivos permanecieron perdidos hasta 1964, según Martín Abad "por el trasiego de la biblioteca regia por cuatro sedes distintas, por una fatal confusión de signatura y por el aura de Leonardo da Vinci, que cegó a muchos para adosar su fama a la del genio".

Doble página del manuscrito sobre el monumento Sforza .