Debido a su religión judía y su férrea crítica al rearme ilegal en la República de Weimar, tras la toma de poder (Machtergreifung) del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán en 1932, se vio obligado a huir del país.
Fue secuestrado dos veces por los nacionalsocialistas y deportado a Alemania mientras estuvo en países extranjeros neutrales.
La primera vez,[2] tras las protestas públicas, Suiza insistió en que fuera expatriado de Alemania.
Además, escribió en varias publicaciones pacifistas como Das Andere Deutschland [La otra Alemania] y Warte für Menschenrechte [Guardia de los derechos humanos].
De 1923 a 1928 escribió numerosos artículos para la revista semanal Die Weltbühne [El escenario mundial], incluso bajo el seudónimo Ein alter Soldat [Un viejo soldado].
Estos soldados fueron preparados para ejercicios militares a corto plazo y no aparecieron en ninguna estadística.
Jacob pudo hacer creer que no tenía «conexiones secretas» ni una «red de agentes».
Había adquirido estos conocimientos de forma legal evaluando muchos periódicos, diarios provinciales y anuncios.
Ya había reunido tanto material que pudo escribir el libro Das neue deutsche Heer und seine Führer [El nuevo ejército alemán y sus líderes], en el que enumeraba con mucho detalle los mandos de los distritos militares, los cuerpos de ejército y los generales para la próxima guerra.
Los intentos de rescate se vieron obstaculizados porque otros fugitivos sospechaban que era un «agente doble» tras su liberación por la Gestapo.