Después fue alumno en Lyon de una escuela clerical que preparaba para el seminario menor.
Zéphyrin Camélinat le hizo adherirse a la Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT por sus siglas).
Después de la Semana sangrienta, se exilió en Lugano, Suiza, y luego en Italia, donde participó en el movimiento obrero.
A su muerte diez mil personas acompañaron su cuerpo al cementerio de Père-Lachaise.
En 1913 un monumento destinado a recoger sus cenizas fue erigido frente al Muro de los Federados y Jean Jaurès pronunció un discurso.