Aunque en el año 1919 se había establecido la jornada laboral de 8 horas, dicha ley no fue aplicada en las haciendas algodoneras donde Benedicta trabajaba, por lo que, tras el levantamiento de Luis Miguel Sánchez Cerro en 1930, se unió a las filas sanchezcerristas identificándose como "sanchezcerrista hasta los huesos" afiliándose al partido Unión Revolucionaria (UR).
[2][3] Durante la campaña electoral para las elecciones de 1931, Benedicta conoció a Sánchez Cerro cuando éste visitó Cañete.
Tras resultar elegido, Sánchez Cerro ajustó la jornada laboral a 8 horas, además de descanso remunerado.
Enterada de ello, Benedicta viajó a Lima donde se reunió con Sánchez Cerro para contarle su situación.
[2] Guardó como trofeos en un baúl el revólver que le dio Sánchez Cerro y el hacha.